La gran mayoría de recuerdos de mi infancia están ligados a las creaciones que realizaba con mis manos.
Era una niña “rara” a la que le gustaba crear sus propios juguetes. Cualquier tipo de material me servía. Conseguía que cajas, telas viejas, luces de navidad … se convirtieran en una casa de muñecas a la que no le faltaba detalle.
Con el tiempo llegó a mis manos un texto de Elena Bernabé con el que me siento plenamente identificada:
“Abuela ¿Cómo se cura el dolor?«
Con las manos, cariño. Si lo haces con la mente en lugar de aliviar el dolor, este se endurece aún más.
¿Con mis manos abuela? ….. ¡Cuánto tiempo no las he usado así!
Muévelas, mi amor, comienza a crear con ellas y todo dentro de ti se moverá… Lo que hagas con ellas se convertirá en la obra maestra más hermosa y ya no dolerá más porque habrás sido capaz de transformar su esencia”
Las circunstancias de la vida me llevaron a desarrollar diversos trabajos, pero nunca dejé de crear. La pandemia me pilló trabajando en turismo. De naturaleza “culo inquieto” empecé a formarme en la elaboración de velas artesanales. Fue una pregunta de mi hija la que me hizo dar el paso definitivo.
«¿Mamá te vas a morir sin intentar convertir tu pasión en tu profesión?…«
y aquí estamos, creando, formándome, investigando… y siempre poniendo el Alma en cada nueva creación.
¿Por qué la cera de soja?
Porque es un producto totalmente natural, proviene de fuentes renovables y no contamina. Sé que puede sonar a tópico. Tengo la suerte de vivir rodeada de naturaleza, pero he visto como ha degenerado en muchos lugares rápidamente y me pregunto a menudo dónde nos lleva esta loca carrera en contra de la naturaleza.
Otros motivos para utilizar la cera de soja son:
- Dura hasta tres veces más que otro tipo de ceras
- Tiene gran capacidad de retención de aromas
- Perfuma incluso apagada.
- Produce mayor luminosidad
- No desprende sustancias tóxicas durante a combustión.
- Le gusta que la manipulen con mimo. Me encanta descubrir sus secretos.